La capital del estado de Amazonas fue de las primeras ciudades del mundo en tener electricidad y servicio de telefonía, tanta era la riqueza que tenía durante la fiebre del caucho.

La fortuna que trajo el caucho acabó cuando un inglés se llevó la simiente a Inglaterra y consiguió que germinara. Más tarde los ingleses venderían las plantas a Malasia.

 

Manaos sigue siendo un punto neurálgico de comercio, con un puerto al que llegan todo tipo de mercancías, muchas de ellas para abastecer a las multinacionales que tienen fábrica en la Zona Franca, como Harley Davidson, Yamaha, Honda, Samsung.. y tantas otras. Al puerto llegan también enormes petroleros para descargar el crudo, que después será transformado en la refinería de Manaos.

 

Al estar tan cerca de la línea del ecuador, en Manaos y en todo el estado de Amazonas sólo existen dos estaciones: invierno y verano. O mejor dicho: estación lluviosa y estación seca, porque las temperaturas son siempre altas o muy altas, y además es un calor húmedo, difícil de soportar.

 

Río Negro y Río Amazonas

En Manaos se encuentran y se funden dos grandes ríos: el río Negro y el Río Solimões, como es llamado localmente el río Amazonas en este tramo.

El río Amazonas nace en Perú y va teniendo diferentes nombres en los varios tramos por los que va pasando. En el que llega hasta Manaos se le conoce como Río Solimões. A partir de Manaos y hasta su desembocadura en el Atlántico se llama río Amazonas. Para los que no somos locales es llamado río Amazonas durante todo su trayecto.

El comandante y explorador francés Jacques Cousteau navegó por los principales ríos amazónicos y, según él, la extensión del río Amazonas es de 7.000 kilómetros.

El nivel de agua durante la estación seca es muy diferente, con un descenso de 17 metros de media, aunque puede llegar a los 25 metros. En 2023 la sequía está siendo histórica y hay municipios a los que el transporte fluvial de pasajeros y mercancías no puede acceder.

Las instalaciones del puerto y de los diferentes muelles de Manaos están preparadas para reaccionar a las subidas y bajadas del río, incluso las más gigantescas.

Durante la estación de lluvias, que dura cuatro meses (hasta junio), algunos islotes del río se halagan y sólo se pueden ver las copas de los árboles. Algunas comunidades indígenas viven en palafitas o casas flotantes, hechas de madera de açacú, que tarda 50 años en descomponerse. Otras etnias se mudan adaptándose a la subida del agua.

Hay tanta actividad en el río que no sólo encontramos casas flotantes sino también restaurantes flotantes, mercados flotantes, gasolineras flotantes…

 

El área sobre la que asienta la ciudad de Manaos es más alta y por eso no sufre las subidas del río. Originalmente estaba habitada por la tribu de los Manaós, de ahí su nombre.

 

Encuentro de las Aguas

En Manaos podemos asistir a un curioso fenómeno que se da cuando se encuentran los ríos Negro y Solimões, en lo que llaman Encuentro de las Aguas.

Las aguas de estos dos gigantes no se destruyen en su primer encuentro, sino que necesitan unos 10 kilómetros de recorrido juntas para mezclarse, y es un fenómeno que se ve a simple vista.

Las razones para que eso ocurra son la diferencia de densidad, composición, temperatura, pH y velocidad.

El río Negro tiene un pH ácido de 4.5, mientras que el pH del Solimões es de 7.2

Es por lo que le llaman el Té negro de la selva, porque descompone todo: hojas, frutos, simientes, incluso troncos, y de ahí su color oscuro.

Por eso también la densidad del agua es mayor en el Solimões.

Además es diferente su temperatura, con 22 grados en el Solimões y 28 en el río Negro.

Estas diferencias de pH y temperatura hacen que en el río Negro existan únicamente unas 500 especies de peces, mientras que en el Solimões existen más de dos mil. También debido al pH sólo encontramos mosquitos en el Solimões. Y en su honor los lugareños llaman al atardecer la hora del bate-bate, porque es un no parar de manotazos, aunque ellos tienen una piel más gruesa y reaccionan mejor a las picaduras que alguien caucásico, por ejemplo.

 

Navegar en el río Amazonas

Una aventura interesante es hacer algún tramo del río en alguno de los navíos que lo transitan. Se puede llegar a Manaos desde Belém o desde la frontera con Colombia y Perú, donde está la localidad de Tabatinga. Subir desde Manaos hasta Tabatinga son 6 días de viaje, mientras que el trayecto contrario se hace en la mitad de tiempo.

La mayoría de los viajeros se instala en su propia hamaca con sus pertenencias al lado, si bien los barcos suelen tener algunos camarotes disponibles por un precio superior. Las comidas están incluidas aunque cada uno debe llevar sus platos y cubiertos. El barco proporciona también agua filtrada.

Los navíos no parten diariamente y es necesario estar muy atentos a las fechas de salida de cada compañía. La fecha de llegada al destino es otra cuestión, ya que dependerá del estado del río y de cualquier imprevisto que pueda aparecer en el camino. Además de pasajeros el barco transportará todo tipo de mercancías, vehículos, víveres, materiales de construcción… etc. El agua del río nos servirá para ducharnos durante el viaje, por lo que es importante estar atentos para no ingerir agua o nos estropeará el estómago rápidamente. El barco proporciona agua filtrada y fresca para beber. Ante todo, navegar por el río Amazonas es toda una experiencia, se convive, se hacen amistades, se aprende y se nos contagia la falta de estrés. 

Como es de imaginar, en plena selva amazónica la cobertura de internet es prácticamente inexistente. Pero que no cunda el pánico! En el propio barco podremos comprar internet ofrecida por el servicio de satélite Starlink, proyecto de SpaceX, empresa del billonario Elon Musk.

El río está en constante movimiento, nunca es igual, y en la época seca es habitual que ocurran desprendimientos, propios de la naturaleza. Desafortunadamente también es probable asistir a algún incendio provocado en las inmediaciones, que inunda el río de humo. Los propios locales lamentan este tipo de incidentes. La falta de concienciación, por desgracia, hace también del río un cubo de basura. En la ciudad de Manaos, cuando el río está bajo, operarios municipales realizan labores de limpieza, tarea interminable por todo lo que va llegando constantemente.

 

Gastronomía de la Amazonia

Es sorprendente la cantidad de palmeras diferentes que existen en la zona, y por ende la cantidad de frutos diferentes que proporcionan. Así que la idea del agua de coco como bandera nacional de Brasil se queda corta. Pupunha, juçara, tupurí y tantos otros! Por supuesto sin olvidar el archiconocido Açaí.

Curiosamente en Manaos no se ve demasiado consumo de açaí, a pesar de producirlo. Em cambio en Belém, capital del estado de Pará y donde acaba el río Amazonas, el açaí es extraído y consumido en el momento. En brasileño la expresión para designar la extracción del açaí es “bater o açaí” y es un proceso curioso. El açaí es casi todo hueso rodeado de una fina película, que es lo que se consume. Las máquinas frotan/refriegan los frutos para extraer esa capa, mezclándola con agua templada. Una vez extraída esa pulpa se mezcla inmediatamente con agua helada y se sirve. Esta “sopa fría” acompaña pescado o carne frita. También acompaña gambas.

El açaí fuera del estado de Pará se consume más como postre, es endulzado y acompañado de frutas, leche condensada, avena, siropes, helado, etc.

En cuanto a pescados, encontramos varios, como el Tambaquí y la Matrinxã. Pero sin duda el rey es el Pirarucú, que es el bacalao del Amazonas.

El Pirarucú tiene un tamaño enorme y es un pez híbrido: normalmente usa sus branquias para respirar, pero en agua parada sale a la superficie para respirar por la boca. Para comer succiona a sus presas y las tritura en su lengua ósea antes de tragarlo. Además de degustarlo en el plato, su lengua ósea es usada como piedra pómez y sus enormes escamas se usan como lima de uñas.

En poblaciones del interior del río Amazonas suele consumirse habitualmente carne de jacaré, de papagayo y de mono.

El Guaraná del Amazonas es también un ingrediente muy usado y que se mezcla con cualquier tipo de batido para aportar energía y vigor. Puede comprarse en polvo y a peso con facilidad.

 

Gastronomía indígena en Manaos

En Manaos tenemos la oportunidad de experimentar y disfrutar auténtica comida indígena, no sólo los platos cocinados sino los utensilios utilizados para ello, así como para comerlos.

El pescado suele ser asado en hojas de cacao, las bebidas son fermentadas y entre los delicatesen para los más atrevidos el restaurante Biatuwi ofrece dos tipos de hormigas: la hormiga Maniwara entera tostada (que sabe un poco a cacahuete), y la hormiga Sahai, que se come cruda y que tiene un intenso e increíble sabor a cáscara de limón. Es interesante buscar información sobre el restaurante Biatuwi en internet, donde cuentan la historia de la dueña y cocinera. Ella misma viaja Río Negro arriba durante cinco ideas para catar las hormigas que servirá a sus comensales y que han sido parte de su dieta desde siempre.

Para iniciar el negocio y saber cómo gestionarlo, recibió formación de la chef del segundo restaurante de comida indígena que encontramos en Manaos: El Caxiri, justo al lado del famoso Teatro Amazonas, emblema de la ciudad. Muy lejos de hacerse la competencia, los dos restaurantes siguen apoyándose mutuamente.

Artesanía indígena

Un poco por toda la ciudad encontraremos puestos y mercadillos de artesanía indígena.

Además, la GaleriAmazonica cuenta con gran espacio frente al Teatro Amazonas que pertenece a una asociación indígena y por eso los beneficios revierten directamente en la comunidad.

Nombrar también el Centro de Medicina Indígena, localizado en el mismo local del restaurante Biatuwi, donde además de tratamientos tradicionales indígenas, podemos encontrar artesanía original y elaborada allí mismo.

 

Rapé Xamánico

Como es de suponer, podremos encontrar diferentes aceites y productos medicinales a la venta en el mismo Centro de Medicina Indígena.

Diferentes xamanes suministran sus productos, entre ellos el rapé, que es un polvo que suele soplarse en los orificios nasales de otra persona. Hay diferentes tipos de rapé, diferentes efectos y utilidades. Entre ellos rapé Kaxinawá, rapé Tsunu y rapé Paricá, éste último con propiedades psicoactivas.

En el Centro de Medicina Indígena de Manaos es posible conseguir rapé Apurinã, o Awiri. Famoso por su color verde y su olor marcante, es un tipo de rapé sin tabaco usado con fines medicinales y espirituales por el pueblo Apurinã. Se hace con hojas secas de Awiri, planta nativa de la Amazonia y prima silvestre del tabaco, que crece en la orilla del río Purus cuando está bajo durante la estación seca. Debe ser soplado por otra persona con fuerza para la narina. También existen auto-aplicadores en forma de V, llamados Kuripe, para que la propia persona lo pueda soplar directamente dentro de su nariz. Se recomiendo aplicar en las dos narinas para que no ocurra un desequilibrio.

 

Qué ver en Manaos: excursiones y visitas

En el barrio más caro de Manaos encontramos la playa de Ponta Negra, que no tiene nada que envidiar a ninguna playa marina. Es un buen punto de partida para viajar hasta Novo Airão, y conocer el archipiélago de Anavilhanas, donde el contraste de las aguas negras con la arena clara es único.

Existen visitas didácticas como el Museo del Indio, el Parque de la Ciencia y el Centro Cultural de los Pueblos de la Amazonia. Además podremos pasear por la Reserva Florestal Adolpho Ducke (MUSA), para saborear un trocito de selva amazónica a un paso de Manaos.

 

Desde Manaos es posible hacer una excursión para ver el “Encontro das Águas”, que además incluye la visita a una etnia indígena que realiza bailes tradicionales en la zona en la que viven.

Es posible también asistir a la pesca del Pirarucú y nada con Botos, delfines de color rosa del Amazonas. Estos delfines son grises cuando nacen, pero según van creciendo su color va cambiando.

 

Saliendo de Manaos por la famosa carretera Transamazónica en dirección norte, encontramos la zona de Presidente Figueiredo, repleta de grutas y cascadas como Urubuí, Iracema, Porteira, Lagoa Azul y la instagramable Judea.

 

Curiosidades de Manaos y la Amazonia

Es fácil encontrar Aceite de Palo Rosa, extraído de su simiente hervida, y que es uno de los ingredientes del perfume Channel Nº 5.

El Aceite de Copaiba es muy útil para aliviar las picaduras de mosquitos.

Existe la creencia de que nadar con los Botos ayuda a la mujer a quedarse embarazada.

La raíz del gigantesco árbol Sapopema es conocida como la raíz de la comunicación, porque cuando golpeada produce un sonido que se puede escuchar incluso a 3 km de distancia.

En el estado de Maranhão encontramos la joya de los Lençóis Maranhenses. Este enorme Parque Nacional tiene uno de los ecosistemas más originales de Brasil.

Es especialmente conocido por el enorme campo de dunas, intercalado con lagunas cristalinas que se forman en la época de lluvias, durante el primer semestre del año. A partir de junio deja de llover y las lagunas empiezan a secarse lentamente, aunque muchas de ellas se mantienen con agua todo el año. Entre Junio y Septiembre es la época que más recomiendan para encontrar el parque en su mejor momento.

 

Tanto el alojamiento como la entrada al parque pueden hacerse en Barreirinhas, Santo Amaro o Atins, aunque todo depende de las necesidades y expectativas de cada uno.

Atins, en la desembocadura del Rio Preguiças, es el punto más “cool” y tiene más valor por el Kitesurf que propiamente para la visita a los Lençóis Maranhenses. Atins es, además, la única villa de los Lençóis con playa y cada vez surgen más servicios para los visitantes. Igual que en la Villa de Jericoacoara, las calles son de arena.

 

En Santo Amaro encontraremos las lagunas más profundas y bonitas, las que forman la tarjeta postal de los Lençóis Maranhenses. La villa de Santo Amaro no está tan preparada como Barreirinhas para recibir visitantes, pero puede servir también como campamento base.

Sin duda la ciudad de Barreirinhas concentra la mayoría de oferta de alojamiento, restauración y excursiones organizadas a los Lençóis Maranhenses.

Es necesario saber que el acceso al parque sólo está permitido en excursiones organizadas, no es posible ir por libre.

Hay dos accesos oficiales al parque y hay que pagar una tasa simbólica.

Excursiones al Parque Nacional de los Lençóis Maranhenses

Desde Barreirinhas se pueden contratar todas las excursiones posibles. Hay algunas que duran medio día y se visitan lagunas conocidas como la Laguna Azul o la Laguna Bonita. Si el paseo se realiza en el turno de tarde podremos ver la puesta de sol desde las dunas. Para visitar estas lagunas el vehículo autorizado 4x4 necesitará atravesar el Río Preguiças en una balsa.

También desde Barreirinhas se puede hacer el paseo a la zona de Santo Amaro, en este caso contratando una excursión de día entero, que incluirá también la puesta de sol. No se hace largo porque podremos disfrutar del baño en las lagunas. Además, en la parada para el almuerzo, existen zonas con redes/hamacas a la sombra, algunas de ellas dentro del agua. Si existe el paraíso en la tierra probablemente será en una de estas redes en el agua.

La excursión a la zona de Santo Amaro es la más recomendable si sólo se tiene un día para la visita, ya que nos dará el mejor paisaje de los Lençóis Maranhenses.

Recordar nuevamente que el acceso al parque sólo es posible con vehículos acreditados. Todos parten y regresan a la misma hora, y todos hacen los mismos recorridos. Sin saber exactamente el motivo de ello, es algo que resulta positivo para el ambiente porque deja virgen la mayoría del parque nacional. A pesar de que a los visitantes nos enseñan una pequeña parte del parque, no se tiene para nada esa sensación si no lo vamos controlando por GPS. El campo de dunas es infinito y los paisajes nos sorprenderán constantemente. El propio paseo subiendo y bajando dunas en 4x4 es una aventura en sí misma.

Curiosidades del estado de Maranhão

En el estado de Maranhão la culinaria empieza a ser diferente, sobre todo en lo que se refiere a la oferta de fruta exótica. Una de ellas es el bacurí y su sabor puede ser encontrado en zumos, helados (sorvetes) y  mermelada. Cuentan que era la fruta preferida de la reina Isabel II de Inglaterra, y que todos los años pedía un cargamento por avión.

También por estos lados norteños el sabor del Açaí es muchísimo más auténtico y en la propia Barreirinhas encontramos varios sitios con Açaí artesanal. Es una experiencia muy recomendable que nos hará mirar el Açaí con mejores ojos. Y hay alternativas dulces y saladas.

Si llegamos a la capital del estado de Maranhão, o mejor, especialmente en São Luís, capital del estado, no perder la oportunidad de probar el doce de burití, fruta exclusiva de esta zona. También fabrican en San Luis cerveza de tapioca, la Magnífica, muy suave y fresca. 

No olvidar tampoco que nos encontraremos muy cerca de la línea del ecuador, por lo que las temperaturas serán bastante altas tanto de día como de noche.

La desigualdad social es una constante en todo Brasil y Recife no es una excepción. La pobreza, en muchos casos asociada al consumo de drogas, provoca la sensación de inseguridad por las calles del centro y es conveniente una dosis extra de precaución.

Recife es una ciudad costera pero, lamentablemente, el baño en la playa está prohibido porque son aguas frecuentadas por tiburones. No se sabe el motivo exacto de por qué ésta región atrae a tantos, aunque hay varios factores, como corrientes oceánicas de sur a norte, el hecho de ser una zona con varios estuarios, lo que significa abundancia de alimento, la configuración de las rocas y los arrecifes, y otros… Pero se apunta a la construcción del Puerto de Suape como uno de los grandes factores que han contribuido para el aumento de los ataques a humanos porque impidió el paso a las zonas de alimentación y de cría de la especie.

Recife es conocido por su famoso carnaval. Y los recifenses lo llevan en la sangre, sin distinción de sexo o edad. Todo el mundo se mueve al ritmo del Frevo, danza folclórica típica del carnaval de Brasil y una de las expresiones artísticas más conocidas del país. Además de la celebración oficial del carnaval en febrero, se puede tener un aperitivo durante la celebración del Día Nacional del Frevo, cada 14 de septiembre, donde habrá algunos espectáculos en el Paço do Frevo.

 

Casa de la Cultura de Pernambuco

Antigua casa de detención que empezó a ser construida en 1850 y con capacidad para doscientos presos. Por aquí pasaron desde presos comunes hasta famosos personajes de la historia de Brasil, como Graciliano Ramos, João Dantas y Gregório Bezerra, entre otros. El edificio sirvió para el encarcelamiento de presos políticos en las dictaduras de Getúlio Vargas y militar.

En 1973 fue restaurada y adaptada como espacio cultural y centro de artesanía. La idea de transformar el edificio en casa de cultura fue del artista plástico Francisco Brennand, que en esa época era jefe de la Casa Civil en el primer gobierno de Miguel Arraes.

En el centro del edificio encontramos el Mural Frei Caneca, realizado por Cícero Dias, y que representa las revoluciones de 1817 y 1824.

 

Francisco Brennand

Además de descubrir la ciudad, Recife nos da la oportunidad de descubrir a un extraordinario artista plástico, Francisco Brennand, que nació y vivió en Recife durante 92 años, hasta su muerte en 2019.

En el mismo centro histórico de Recife podemos disfrutar del Parque de las Esculturas, de su autoría, desde la Plaza del Marco Cero o cogiendo una barquita para acceder al parque.

Oficina Francisco Brennand

Aunque Francisco Brennand dejó su huella artística un poco por todo el mundo, es aquí, en las afueras de Recife, en la Oficina Francisco Brennand, donde podemos visitar su lugar de trabajo durante 50 años, y del que le costaba cada vez más trabajo salir, trabajando ininterrumpidamente para crear el deslumbrante espacio que ahora podemos visitar, y en el que inevitablemente observaremos la influencia de artistas españoles como Picasso o Gaudí.

Un deleite para la vista y para el alma

La Oficina Brennand comenzó a ser edificada en 1971 a partir de las ruinas de la antigua fábrica de cerámica de su padre. Como atelier, forjó un potente espacio de búsqueda y creación artística, ganando contornos de museo pero sin nunca olvidar su función principal, la de atelier.

La primera reacción al entrar en el recinto es quedarse mudo y/o boquiabierto, sin saber muy bien a donde dirigir la mirada o los pasos, pues todo el recinto, plagado de sus obras y de su huella, nos hace soñar y casi levitar en un espacio casi mágico.

Así recorremos espacios cosidos entre sí magistralmente, como el Templo Central, el Salón de las Esculturas, la Academia, el Estadio y la Capilla de la Inmaculada Concepción, entre figuras fantásticas y mitológicas que reflejan la esencia del artista. Brennand se definía como alguien feudal, supersticioso y pornográfico. Sin duda alguna esta visita es un viaje a un universo paralelo.

Como repositorio de saberes, la Oficina de Francisco Brennand está siempre en transmutación. El tiempo presente, esa entidad a quien Brennand reverenciaba, surge como elemento del universo orgánico y vital del artista.

Naturaleza y cultura de manera integrada

La naturaleza está a la vanguardia de su visión y, por encima de todo, una profunda conciencia de la interconexión de todos los seres vivos y de la destrucción de ecosistemas por la invasión de la “civilización”. En una época en que la preocupación con la destrucción sistemática de los bosques se hace cargo de las pautas, así como las críticas al extractivismo y a la monocultura desenfrenados, los temas de sus obras parecen más pertinentes que nunca. 

Brennand incorporó en sus obras diversos elementos encantadores que surgen de tradiciones literarias, filosóficas y mitológicas. Como ejemplo el Fénix, ave que en la mitología griega entraba en auto-combustión y renace de sus cenizas, y que nos lleva a los infinitos ciclos de la naturaleza. En el proceso de creación de Brennand, el fuego es elemento transmutador que delinea los límites entre el potencial de la pintura y la cerámica.

Como afirmaba el artista:

“Cuando pinto soy occidental. Cuando hago cerámica no tengo absolutamente ninguna patria, mi patria es ese abismo por el que voy cayendo, sin saber lo que voy a encontrar en el fondo”

Como es de imaginar, existen infinitas historias detrás de la creación de sus obras. Una de ellas refiere a la escultura de la ninfa Lara, a la que Júpiter mandó cortar la lengua por contarle a su esposa una de sus infidelidades. Francisco Brennand incluyó esta escultura en su serie Mujeres Trágicas y pasó por numerosos retoques, entrando y saliendo del horno, sin nunca ser lo suficientemente trágica para el artista. En uno de estos viajes entrando y saliendo del horno le cayó una gota de aceite en lo que parecía una lágrima. Y así es como la podemos disfrutar hoy.

Información de horarios y cómo llegar: www.oficinafranciscobrennand.org.br

 

Olinda

Este municipio cercano a Recife merece una visita por sus calles y casas pintorescas y coloridas. También por ser el corazón de los tan conocidos muñecos gigantes del carnaval.

Olinda está muy bien comunicada con Recife y el trayecto es bastante corto.

Una sorpresa para descubrir también en Olinda es éste postre:

Bolo Souza Leão de Pernambuco

Considerada una de las más antiguas de la gran lista de dulces brasileños, la tarta Souza Leão es Patrimonio Cultural e Inmaterial del estado de Pernambuco.

Textura suave, sabor delicado y totalmente regional. Con un pie en Europa y otro en la molienda de mandioca.

El autor de la que es considerada la mejor tarta Souza Leão de Pernambuco es Arnandes Fernandes Veira, y lo podemos encontrar en la Cafeteria Alto da Sé. Arnandes siguió la receta de una señora llamada Doña Baracho, y tiene como ingredientes mandioca, leche de coco, yema de huevo, calda de azúcar y mantequilla.

En este destino tan recomendable hay que ir por partes:

Dentro del Parque Nacional de Jericoacoara tenemos la Villa de Jericoacoára, a la que se llega en vehículos 4x4 desde Jijoca de Jericoacoara. El trayecto dura alrededor de una hora y se viaja entre el enorme campo de dunas, cursos de agua y vegetación. Toda una experiencia de bienvenida!

La villa tiene mucha vida comercial y de servicios, la mayoría de ellos orientados al turista. Podemos encontrar ofertas de alojamiento y restauración relativamente modestas y también otras de alto standing. El escenario es idílico para todos los gustos.

No sólo los caminos para llegar a la villa son de arena: las propias calles son de arena. Puede resultar incómodo a veces, pero forma parte de la originalidad del lugar. Otra curiosidad es la existencia de burros aquí y allá, como si esto fuese su propia república ;) Algunos están tan inmóviles en plena calle que no parecen de verdad. Todo el mundo los respeta y a ellos tampoco parece importarles la presencia humana mínimamente.

Otro aspecto importante es la prohibición de circular en coche en el interior de la villa, excepto moradores y vehículos autorizados, lo que se agradece enormemente y permite disfrutar a pie de servicios y paisajes. Existe un estacionamiento en la entrada del pueblo, aunque conviene saber que los vehículos sin tracción en las cuatro ruedas tendrán serias dificultades para llegar.

Mencionar también de la necesidad de pagar una tasa turística para poder entrar en el pueblo, y que es válida para una estancia de hasta 10 días. Esta tasa puede pagarse en Jijoca de Jericoacoara nada más bajarse del autobús, aunque también será posible pagarla a la entrada del pueblo.

Jericoacoara - qué ver

Desde el pueblo pueden organizarse actividades y excursiones dentro del Parque Nacional. La que mejor identifica a Jeri es la Pedra Furada (piedra agujereada). Es una enorme formación rocosa en forma de arco esculpida por la acción del viento y de las olas del mar. De 15 de julio a 15 de agosto, durante el auge del solsticio de invierno, es posible ver la puesta de sol a través del arco.

Simpático el árbol de la pereza (árvore da preguiça, en portugués), que crece de lado y no hacia arriba debido a los vientos marinos.

Y la gran Duna do Pôr do Sol nos dejará un bonito atardecer en la memoria. Actualmente mide 30 metros de altura, pero va disminuyendo de tamaño con el tiempo por el impacto natural y humano. Esta duna es famosa porque desde ella se puede contemplar la salida y la puesta del sol sobre el océano debido a su geografía peninsular. Por ser una duna móvil, con el paso del tiempo y la fuerza de los vientos, está caminando en dirección al mar.

Jericoacoara tiene un campo de dunas fijas y móviles en su planicie. El movimiento de las dunas es de aproximadamente 15 metros por año, lo que va modificando todo el ambiente y empujando las lagunas naturales.

Tanto en Jericoacoára como en los pueblos cercanos, como por ejemplo en Preá, hay opciones de deportes acuáticos. En la Playa de Jeri Windsurf, y en la playa de Preá Kitesurf, entre otros.

Jericoacoara - curiosidades

Durante los meses de lluvia, de enero a junio, la Villa de Jericoacoara se vuelve intransitable y la arena de las calles es arrastrada hasta el mar por el agua. Igualmente se vuelve difícil el acceso desde Jijoca, ya que las lagunas crecen y hay demasiados cursos de agua por el camino. Cuando acaba la estación lluviosa, la autarquía se encarga de reponer la arena en las calles.

En cuanto a curiosidades gastronómicas, existe un pequeño bistró con comida típica del estado de Pará. Es una excelente oportunidad de probar comida de la Amazonia, todos los platos valen bien o requetebién la pena. Todos. Pero hay que hacer una mención especial al Açaí, que aquí es servido puro y permite apreciar su sabor original sin ingredientes extra. Tanto el propietario, como la cocinera y la mayoría de ingredientes usados, vienen originalmente del estado de Pará. Una sorpresa inexplicable será probar la Cachaça de Jambú, la sensación será totalmente nueva!

Pueden verse caballitos de mar en el canal del Río Camboa, en el Manglar Seco, ya que se agarran a las plantas y raíces del manglar con su cola prensil. Los barqueros que realizan esta excursión han tenido formación para ello y se intenta crear el menor impacto posible para los ejemplares que se avistan.

Jericoacoara es un destino que marca y su playa es reconocida internacionalmente como una de las diez más bonitas del planeta.  

Es la cuarta mayor barrera de coral del mundo, y es un destino donde todo gira en torno a la tabla de mareas, ya que es precisamente durante la marea baja cuando podremos disfrutar de los mejores espectáculos.

Por eso es importante planificar bien los días de visita, teniendo en cuenta que la mejor fecha será cuando la luna esté llena. En cambio se debe evitar la “semana de marea alta”, porque la variación entre marea baja y alta es muy pequeña y por eso las principales actividades no pueden ser realizadas.

Esta zona es conocida como el caribe brasileño, y entre sus municipios más famosos están São Miguel dos Milagres y Maragogí.

En estos municipios, así como en el resto de la costa de los corales, los mejores espectáculos ocurren cuanto más baja esté la marea. Es el caso del Camino de Moisés, en la playa de Barra Grande en Maragogí.

Lo que siempre se podrá disfrutar, independientemente del estado de la marea, es de una mezcla de arena blanca, aguas turquesas transparentes y cocoteros a pie de playa. Un escenario paradisíaco!

 

Em remojo en las playas de Maragogí

Volviendo al momento de marea baja, decir que es entonces cuando se pueden encontrar verdaderas urbes flotantes, donde estar disfrutando del baño mientras pasa el carrito de los helados, el camarero que toma tu comanda, el vendedor de marisco fresco, o el fotógrafo con cámara acuática para fotografías del momento, flotando entre pececitos tropicales caipiriña en mano.

Ya en la capital del estado de Alagoas, Maceió, se puede disfrutar de este momento, cogiendo uno de los barquitos (jangadas) que te llevan al límite con la barrera de coral.

En cambio en municipios como Maragogí, se puede ir perfectamente a pie a través de los bancos de arena. Las mejores playas están al norte de la ciudad y existe un transporte público circulando constantemente en la carretera BR. Son las llamadas Van, furgonetas adaptadas para el transporte de pasajeros.

En la costa sur de Maragogí están las ruinas de la antigua Iglesia de San Benedicto (São Bento), sitio arqueológico histórico, desde donde se puede apreciar una puesta de sol de postal.

 

Recomendaciones

No dejar de probar las Bolachas de Maragogí, galletas de hojaldre dulces o saladas.

En Maceió, capital del estado de Alagoas, visita imprescindible a la calle de las Rendeiras, en Pontal da Barra. Muy interesante ver cómo trabajan la renda filé a partir de redes de hilo construidas por las mujeres de los pescadores. Colores y diseños para todos los gustos y bolsillos.

 

La costa de los corales está situada en el litoral norte del estado de Alagoas y forma parte de la mayor Unidad de Conservación Marina Costera de Brasil. Son 130 km de costa que recorren doce municipios de dos estados brasileños: Alagoas y Pernambuco.

Este área de protección ambiental fue creada para conservar los arrecifes de coral, áreas de manglares y población de manatíes.

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